La autopsia reveló que tenía buena salud

LOS ANGELES.- La autopsia realizada al cadáver de Michael Jackson cambiará todo lo que se había pensado sobre su muerte, pues a diferencia de lo que recalcaban los tabloides mostrando a un hombre esquelético y enfermizo, los resultados arrojaron que se encontraba "sano" antes de morir por una sobredosis.

Según los resultados del reporte del forense del condado de Los Angeles difundidos por AP, Jackson era un hombre de 50 años bastante sano. De hecho, su peso de casi 62 kilos (136 libras) era aceptable para un hombre de 1,75 metros (5 pies, 9 pulgadas).

Aunque tenía los brazos cubiertos de pinchazos, el rostro y cuello llenos de cicatrices, y las cejas y los labios tatuados, el informe demuestra que su corazón estaba fuerte, sin muestras de acumulación de placa, y sus riñones y otros órganos primarios lucían normales.

Sin embargo, el "Rey del Pop" no gozaba de salud absoluta. Entre los problemas que destaca el reporte se dice que tenía artritis en la parte baja de la columna y algunos dedos, y una leve acumulación de placa en las arterias de sus piernas.

Lo más afectado eran sus pulmones, que estaban crónicamente inflamados y con una capacidad reducida, lo que le habría ocasionado dificultades respiratorias. Pese a ello, en el documento se indica que su condición pulmonar no era lo suficientemente alarmante como para haber contribuido en su deceso.

"Su salud general era buena", dijo el doctor Zeev Kain, presidente del departamento de anestesiología de la Universidad de California en Irvine, quien revisó una copia del reporte de la autopsia para la AP.

A pesar de que aun no ha sido difundido el reporte completo de la autopsia, el mes pasado la oficina del forense reveló que la muerte de Michael Jackson había sido causa un homicidio no premeditado ocasionado por una "intoxicación aguda de propofol" y dictaminó que la combinación de esa substancia con otros medicamentos contra la ansiedad fueron un factor que contribuyó.

El doctor Conrad Murray, médico de cabecera del cantante, fue quien le administró el anestésico propofol y los otros sedantes para ayudarlo con el insomnio crónico que sufría, dicen documentos de la corte.

Cuando Murray se percató de que Jackson estaba inconsciente, comenzó sus esfuerzos desesperados por reanimarlo, pero Michael nunca recobró la conciencia y murió de un paro cardiaco, en el 'Centro Médico de la Universidad de California' en Los Angeles (UCLA, según sus siglas en inglés).

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