Comparto con esta opinión:
Menos reír y más llorar, ¿vale?
No demuestran que el sufrimiento de Michael Jackson fuese superior al de la media de la población
Como vemos últimamente, las parodias no gustan a aquellos que quieren que el mundo esté atado y bien atado. Aquí se ofenden por las de Hitler, Núñez o Franco, encabezados estos por la nieta del dictador, María del Carmen Martínez-Bordiu. En Venezuela, el Gobierno de Hugo Chávez ha prohibido Padre de familia porque –dice– incita al consumo de marihuana. Ya el año pasado hicieron que Los Simpson pasasen a un horario imposible para niños. La tirria a Padre de familia viene de que, en un capítulo emitido allí no hace mucho, Brian –el perro cocainómano o ex conainómano (nunca se sabe)– se puso a hacer campaña a favor de legalizar la maría.
A los mojigatos estadounidenses la parodia televisiva que estos días les ha puesto los pelos de punta es South Park. Son los seguidores de Michael Jackson, que piden que la serie no se burle de él, que "ya sufrió bastante en la vida", aunque no detallan en qué consistió ese sufrimiento ni demuestran que fuese superior al de la media de la población. Ello nos permite recordar aquello tan bonito de que en todas partes hay siempre habas en proceso de cocción. En ese último capítulo de la serie, el fantasma de Michael Jackson se escapa del purgatorio y regresa a la Tierra. El capítulo lleva por título Veo famosos muertos. Pues bien, aparece el fantasma de Jackson y, sin nada mejor que hacer, posee al hermano pequeño de Kyle –Ike, se llama–, de modo que, una vez poseído, Ike se levanta de la cama en plan moonwalk y grita: "¿Lo veis? ¡Os dije que no estaba muerto! ¡Soy un niño! ¡Vamos a jugar!". El Ike-Michael Jackson canta y baila sin parar, hasta que los otros niños de la serie –un poco hartos ya de él, francamente– le explican que lo presentarán a un concurso de belleza infantil, propuesta que a Jackson le entusiasma. Aunque el objetivo de los niños es otro: meterlo en un autobús de vuelta al purgatorio, para así deshacerse de él.
En ese mismo capítulo aparecen otros personajes muertos hace poco. Patrick Swayze, David Carradine, Farrah Fawcett, ¡incluso Walter Cronkite! Los que han visto el capítulo explican que, aunque corta, la aparición más espectacular es la de David Carradine, el pequeño saltamontes de Kung fu. Se le ve en un hotel tailandés, dentro de un armario, colgado de la soga que lo estranguló mientras se sometía a masturbaciones extremas. Seguro que eso indignará también a los fans de Carradine, que exigirán que se respete su memoria, pobre, aunque precisamente la serie la respete, porque fue exactamente así como murió: colgado de una soga y rendido al pecado de Onán. Y es que –sean venezolanos o norteamericanos, alemanes o de Montigalà– nada molesta más a los sermoneadores que se cuente la verdad, con humor y sin ningún velo de hipocresía. Lo suyo son las caras avinagradas y la mentira trascendente.
1 comentario:
Por favor, que lo dejen descansar en paz, y le digo a esos carroñeros periodistas e imitadores graciosos que se busquen las habichuelas honradamente, y no a costa de un genio, un artista, y un gran profesional, cosa que ellos no son... Saludos
Publicar un comentario