Rabino a defraudado la confianza de MICHAEL JACKSON

El confidente de Michael Jackson lo retrata como un inmaduro atemorizado por el sexo
El rabino Boteach, guía espiritual del cantante, publica un libro en el que desvela sus «confesiones»

El rabino Shmuley Boteach ha defraudado la confianza que en su día depositó en él Michael Jackson, al elegirle allá por los años ochenta como confidente y consejero espiritual. Muerto el cantante, el rabino, un personaje muy popular en Estados Unidos, comenzó a difundir sus secretos por televisiones, periódicos y ahora en un libro, titulado «Las confesiones de Michael Jackson», que llegará a las librerías españolas el próximo 10 de febrero.

En sus páginas, Shmuley Boteach divulga las inquietudes y deseos íntimos que el cantante le reveló durante el año en que fue su guía espiritual, con especial atención a las relaciones del «rey del pop» con el sexo femenino. Cuenta que Brooke Shields pudo haber sido su gran amor, que Madonna lo intimidaba e incluso lo escandalizaba, la princesa Diana de Gales fue su ideal platónico y Elizabeth Taylor, la figura maternal en la que buscaba refugio.

Para escribir su libro, el rabino Boteach ha transcrito las grabaciones de las charlas y las sesiones de ayuda espiritual que mantuvo con el cantante, fallecido el pasado mes de septiembre por una sobredosis de calmantes. El rabino retrata a Jackson como un hombre inmaduro, tímido e inseguro ante las mujeres y atemorizado ante el contacto sexual. Por lo demás, opina Boteach, un genio.

Uno de los recuerdos más felices del cantante es el de su romance con Brooke Shields. «Fue uno de los grandes amores de mi vida. Salimos mucho juntos y, antes de conocerla, yo era admirador suyo y tenía su foto por todas partes, en las paredes, en el espejo...», le confió a Boteach. Pero el idilio se frustró cuando la actriz intentó un acercamiento íntimo y a él, cuenta, le entró el pánico.

Se puede imaginar cuál sería su reacción ante los requerimientos sexuales de la provocativa Madonna. «¿Qué te parecería si te llamara por teléfono para contarte que tiene los dedos entre las piernas? A mí me lo hacía y yo le contestaba "¡Ay, Madonna, por Dios!", y ella me salía con "cuando colguemos, quiero que te toques pensando en mí"», refiere un ingenuo Jackson en una de sus conversaciones con el rabino.

Jackson tenía claro su ideal femenino. «Las que tenían clase y eran discretas y no pensaban sólo en el sexo y toda esa locura, porque eso no es lo mío», decía.

Y a esos requerimientos parecía ajustarse perfectamente la princesa Diana de Gales, a la que nunca se atrevió a revelarle la veneración que sentía por ella.

De Lisa Marie Presley, la hija del mítico Elvis, dice que «era genial» aunque ambos discutían a menudo por sus hijos, y a Elizabeth Taylor le unía el hecho de que entendía «el mundo de donde yo vengo. Nos comunicamos sin decir una sola palabra».

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