El Peter Pan del siglo XXI

En la historia se ha escrito que los personajes más exitosos siempre son los más criticados. Este es el caso del Rey del Pop, el ídolo Michael Jackson.

Tiene más de mil millones de dólares, es el record de ventas con el disco Thriller, tiene acusaciones de pedofilia, posee una mansión en un lugar llamado Neverland, sufre de “vitiligo” y tuvo una infancia traumática. Ha sido amado, odiado, bendecido, alabado y criticado. Se ha casado, divorciado y declaró públicamente dormir con niños.

Honestamente no sé, si considerando todo lo anterior, es posible entender lo que muchos vimos en el documental transmitido por el canal de cable Sony. Tras 8 meses de trabajo, el periodista inglés Martín Bashir consiguió lo que para muchos es un sueño, tener libre acceso a Michael Jackson para realizarle una completísima entrevista, sin límites y muy directa.

Hablaron de su infancia, de los golpes de su padre, de la carrera de los Jackson 5 y de los problemas que enfrentó en su adolescencia a causa de una “enorme nariz” y del acné, aunque reconoció haberse practicado sólo dos operaciones de cirugía plástica en la nariz.

Michael nos contó sobre esas eternas giras y la vida de hotel, donde muchas veces tuvo que compartir habitación con sus hermanos mayores y verlos tener relaciones sexuales en la cama de al lado. Llevó a Bashir a conocer Neverland (su rancho en California), la tierra de Nunca Jamás que el propio Jackson construyó y convirtió en un lugar de ensueño con parques de diversiones, zoológicos, etc. todo esto para luego abrir sus puertas a los niños más pobres o de instituciones y que sufrieran algún tipo de enfermedad. Mientras conversaban se subían a los árboles y a ratos podíamos ver a un Michael sumamente tímido, era casi estar viendo a un niño, escondido en un rincón.

La serie de entrevistas realizadas transcurrían con la misión de descubrir un poco más el interior del rey del pop, el lado humano que muchas veces se oculta en este nivel de estrellas. Sin embargo el peck del documental llegó cuando Bashir le preguntó sobre su tan polémica relación con los niños. Michael estaba sentado de la mano con un niño (amigo de Jackson) de 12 años que narraba la ocasión en que se quedó a dormir en la habitación del cantante. Según la historia Jackson le cedió su cama al niño y él durmió en el piso... Bashir no lo no podía creer... yo tampoco.

Al profundizar en este tema Michael hacía casi una declaración de principios, diciendo que hoy día los niños en todo el mundo prácticamente vivían solos, sus padres trabajaban todo el día, que ya ni siquiera comían juntos en la mesa y necesitaban amor... eso era lo que él les daba. Nos decía que no había nada malo ni tampoco una connotación sexual en esto, sólo de expresar amor, de llevarlos a dormir, de arroparlos y darles leche tibia con galletitas, que sus hijos Prince y Paris también dormían con otras personas, que eran sus amigos, no había nada extraño, no les hacían daño y “Jack El Destripador” no estaba en la habitación (haciendo referencia a sí mismo).

Los hijos de Michael aparecieron en el documental con él en un zoológico. Sus caras estaban tapadas por máscaras... en fin... y así la historia suma y sigue llena de excentricidades.

Me quedé con la sensación de ver a un ser triste, con una vida llena de momentos difíciles y de muchas cosas que pasarán a la historia siendo incomprensibles, casi como un misterio para la humanidad... como el cambio de su color de piel. Es casi un niño, una especie de Peter Pan escondido en la tierra de Nunca Jamás.

Independiente de su enorme calidad como artista, todas las historias que se han tejido alrededor del rey del pop lo han convertido en un mito y probablemente será así como trascenderá en la historia de la música: Michel Jackson, todo un mito.

Rayen Araya - Diarionet.com

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